Describir el amor es complicado, de cierta forma es imposible. Primero tenemos el problema de intentar describir el amor con metáforas y analogías, que más que aclarar las cosas las vuelven más complicadas.
Mi amor por ti es como la corriente del río que siempre fluye hacia el mar, ese mar eres tu, y solo tu sabes recibirme tal como soy.
Luego tenemos esa forma absurda de querer demostrar que el amor no es más que reacciones químicas, que no somos más que átomos dispersos en el universo que se atraen y conforman enlaces covalentes necesarios, ya saben, protones, neutrones, etc., ¿en serio, piensan describirme así el amor?
Las feromonas son producidas por las personas, de tal forma que la secreción de este conglomerado bioquímico se encarga en atraer al sexo opuesto y crear una necesidad, vaya como el chocolate.
Alguna vez me aferré a una idea que parecía tener sentido, tenía claro lo que es el amor...
Lo llegué a describir como la sumatoria de un infinito de sentimientos hacia un mismo objeto, en otras palabras, lo que sientes por alguien se puede describir con miles de adjetivos buenos, incluso malos, pero en general nunca puedes terminar de sumarlos. Entonces llegué a la conclusión de que para saber si lo que siento es amor, observo cuantos y cuales sentimientos tengo sobre una sola persona y digo "no pues si, esto es amor", "no pues no, esto no es amor".
Entonces mi idea era que el amor era la sumatoria de paciencia, comprensión, afecto, pertenencia, humor, calidez, gustos, tolerancia, sacrificio, etc., de tal manera que al encontrar todo esto o más, es indiscutible que es amor.
Si, después entendí que al parecer el amor simplemente no se puede describir, que no es necesario describirlo maldición. El amor se siente o no se siente, no se trata de redactarlo o entenderlo. El amor cambia de forma, cambia de sentido y fuerza, se mueve de un interés a otro. El amor es simplemente el amor, creo que esa será mi forma de describirlo hoy. Existe tantas formas de amor como formas en el universo, siento que desde el filósofo hasta el matemático perdieron sus vidas buscando explicar algo que solo se puede sentir en carne propia.
Incluso escribir esto es ocioso, aun más ocioso para quien lo lee pues tendrá otra idea del amor. Lo único que quiero es que mi comentario quede grabado en la historia del internet y algún día alguien me lea por accidente y coincida con mis palabras...o no.
lunes, 28 de julio de 2014
lunes, 6 de enero de 2014
PEOR PARA EL SOL
Era una tarde como otra más, tomando solo una cerveza para cerrar la rutina que después de tanto tiempo asemeja un ritual. El verano había sido arduo, el sudor marcado en la cara denotaba el esfuerzo agónico para sobrevivir ese día al igual que todos los ahí presentes. De frente a la entrada del bar se extendía una barra iluminada a media luz, que seduce al visitante tal cual la sirena al navegante, ahí estaba yo, compartiendo un trago con mi otro yo, sereno y pensante, sin aparente prisa.
Después de un tiempo noté la presencia de ella a un lado mio, titubeante le pregunté su nombre, a lo que me respondido: "¿que ganas con saber mi nombre? si cada noche tengo uno distinto", "..soló salí a buscar". Es cuando la mente de todo hombre empieza a maquinar, de forma abrupta la interrumpí, preguntando si lo que buscaba era acaso un hombre, ¿era a caso a mi?. Cuando terminé de hacer la pregunta reflexione las palabras, era demasiado tarde ya lo había dicho.
Las siguientes palabras rebotan en mi mente una y otra vez, me dijo con un tono de morbo: "busco algo más, un amante discreto, que se atreva a perderme el respeto, ¿no quieres probar?, vivo justo detrás de la esquina...si me quitas con arte el vestido te invito un champán".
Le solté al barman veinte de propina y me tomé la cerveza de un sorbo. Al llegar al portal de su edificio que en efecto quedaba a un costado del bar, nos sonreímos como dos adolescentes en celo, entramos y tomamos el ascensor. Un piso antes del séptimo cielo se abrieron las puertas, quedó expuesto un departamento lleno de ventanales, como si el sol se esmerara en hacer brillar todo en su interior, todo relucía blanco. Camino a la habitación alcance a ver un cuadro con su foto de boda, de momento no pensé más allá porque ella me llamaba y me decía que me estaba perdiendo su desfile de moda en ropa interior.
En medio del espectáculo me dijo que en su casa no había nada prohibido, sin embargo, me pidió que no me enamorara y que llegando el alba me marchara para nunca volver, a lo que le dije : "es mejor que te calles, no me gusta invertir en quimeras, me han traído hasta aquí tus caderas y no tu corazón". Después para que dar más detalles, ya saben...copas, risas, excesos. Nos dimos tantos besos que no cabrían en ninguna canción.
A la tarde siguiente volví al bar a brindar con su silla vacía, le pedí al barman una cerveza bien fría y entonces sobre mi hombro izquierdo no se si soñé o si era suya la ardiente voz que me decía al oído: "me moría de ganas querido, de verte otra vez".
Después de un tiempo noté la presencia de ella a un lado mio, titubeante le pregunté su nombre, a lo que me respondido: "¿que ganas con saber mi nombre? si cada noche tengo uno distinto", "..soló salí a buscar". Es cuando la mente de todo hombre empieza a maquinar, de forma abrupta la interrumpí, preguntando si lo que buscaba era acaso un hombre, ¿era a caso a mi?. Cuando terminé de hacer la pregunta reflexione las palabras, era demasiado tarde ya lo había dicho.
Las siguientes palabras rebotan en mi mente una y otra vez, me dijo con un tono de morbo: "busco algo más, un amante discreto, que se atreva a perderme el respeto, ¿no quieres probar?, vivo justo detrás de la esquina...si me quitas con arte el vestido te invito un champán".
Le solté al barman veinte de propina y me tomé la cerveza de un sorbo. Al llegar al portal de su edificio que en efecto quedaba a un costado del bar, nos sonreímos como dos adolescentes en celo, entramos y tomamos el ascensor. Un piso antes del séptimo cielo se abrieron las puertas, quedó expuesto un departamento lleno de ventanales, como si el sol se esmerara en hacer brillar todo en su interior, todo relucía blanco. Camino a la habitación alcance a ver un cuadro con su foto de boda, de momento no pensé más allá porque ella me llamaba y me decía que me estaba perdiendo su desfile de moda en ropa interior.
En medio del espectáculo me dijo que en su casa no había nada prohibido, sin embargo, me pidió que no me enamorara y que llegando el alba me marchara para nunca volver, a lo que le dije : "es mejor que te calles, no me gusta invertir en quimeras, me han traído hasta aquí tus caderas y no tu corazón". Después para que dar más detalles, ya saben...copas, risas, excesos. Nos dimos tantos besos que no cabrían en ninguna canción.
A la tarde siguiente volví al bar a brindar con su silla vacía, le pedí al barman una cerveza bien fría y entonces sobre mi hombro izquierdo no se si soñé o si era suya la ardiente voz que me decía al oído: "me moría de ganas querido, de verte otra vez".
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